22 de mayo de 2015

Luis Vilchez - Poesía periodística (Parte 8) - Maxi Ibáñez es un poeta fundamental para hacer una praxis de nuestra realidad cultural y social en estos duros tiempos.

58) Romance del poema y el poeta

Poema dedicado a Maxi Ibáñez

Si el poema critica, el poeta es juez
si el poema ama, el poeta es pasión
si el poema llama, el poeta espera
si el poema sufre, el poeta llora

Si el poema abraza, el poeta es ternura
si el poema juega, el poeta es niño
si el poema vuela, el poeta es águila
si el poema canta, el poeta es música

Si el poema habla, el poeta es la palabra
si el poema es luna, el poeta es noche
si el poema es rumbo, el poeta es viaje

Si el poema es sol, el poeta es brillo
si el poema es la historia, el poeta es la memoria
si el poema busca, el poeta encuentra

Texto extraído del libro “Una Filantropía Del Amor”, Ediciones Libros de la Calle, año 2003



Nota realizada por la Revista Cultural Latinoamericana (Guturalmente hablando) “El Viento”, verano de 2015. Saldrá en el número 80, del mes de junio de 2015

EL VIENTO: Querido Maxi, al comenzar esta nota recordamos cuando te conocimos por el año 95 o 96 en San Francisco de Córdoba o Río Cuarto. Nosotros viajábamos con Tato Iglesias en una trafic, acompañando a nuestro amigo educador popular... y apareciste vos recitando conmovedores poemas de Armando Tejada Gómez... ¿Cómo nace en vos la necesidad de convidar de forma oral las palabras de poetas y luego la tuyas?

MAXI IBÁÑEZ: Fue en Río Cuarto. Creo que no nace en mí, sino que uno es resultado de la gente hermosa con la que le ha tocado encontrarse en la vida. El Negro Valdivia, gran bailarín de estos lares, es quien me introdujo en la poesía de los poetas de nuestro cancionero. Además de mi profesor de danzas él era portero de la escuela primaria donde asistía en San Antonio de Arredondo y había visto que yo tenía buena memoria para retener textos largos. Me llevó a un certamen interescolar de folklore y me traje el trofeo de recitador para mi escuela con un poema de Atahualpa Yupanqui. Unos años después me convocó a decir poemas en un homenaje a Armando y Hamlet, homenaje que no se concretó, pero los poemas habían permanecido en mí y un día, entrando a una peña en mi pueblo en la que el Negro era el animador escucho que dice por el micro “y también va a recitar unos poemas Maxi Ibáñez”. Desde ese día se pudrió todo, jaja... y realmente no sé en qué momento comencé a escribir, pero a los 15 ó 16 años ya había comenzado a recitar mis propios versos, junto con los de Tejada Gómez (que ha marcado mi nacimiento como poeta y decidor), los de Hamlet Lima Quintana y Atahualpa.

La cuestión mía con la poesía es como cualquier nacimiento: uno nace porque hay gente alrededor que ayuda a nacer y crecer. Yo podría haber seguido recitando versos gauchescos de memoria, pero la vida me puso en el camino a gente maravillosa como el Negro, la Silvia Zervini, Tato Iglesias, Bicho Díaz, tantos amigos...

E.V.: Publicaste un libro recientemente ¿Cómo fue la forma en el armado, la temática, fue autogestionado entendemos?

M. I.: Mi último libro publicado, “Hacer las cosas simples”, es un libro autogestionado. Es un gran aprendizaje, ya que vengo de la experiencia de publicar con editoriales y se me ocurrió hacer un libro con los amigos, para demostrarnos que podemos resolver las publicaciones con la gente que uno tiene cerca, con los recursos “a mano”. Con la idea también de romper con el prejuicio de que las buenas publicaciones son sólo de una forma... y también el gusto de dar participación a artistas de esta zona, artesanos de la encuadernación, que hacen un trabajo maravilloso. Aprendí justamente eso que dice el nombre del libro, que podemos hacer las cosas simples para dar a los demás la palabra que escribimos. Y como no hay editoras de por medio me di el gusto de publicar el libro en Internet para descarga gratuita. Es curioso, pero de hacer que otros impriman mis obras, ahora me encuentro cosiendo libros en casa, compartiendo la tarea con mis hijos. También este modo de publicar permite hacer más liviano el tema de los costos. Para publicar con una editora tenés que desembolsar 10 mil pesos si querés una buena edición. La autogestión (que nunca es auto, sino que intervienen otras personas para que sea real) te permite publicar de a 10 libros si querés, además de jugar con distintos materiales y papeles, logrando un producto con una estética muy noble.

E,V: Que bueno, muy parecida a la tarea que realizamos con la revista El Viento y Ediciones Libros de la Calle… suponemos que hay que estar muy convencidos para nacer estos trabajos, sos un buen ejemplo de eso…

¿Tu pueblo, cómo es? ¿La gente allí se pregunta cosas, siembra esperanza, juegan, lo cultural fluye como avanza el río?

IMPAS 

M. I.: Hola. Perdón la demora, estoy de vacaciones en la playa, en un lugar sin señal de celu y casi sin internet sino fuera por la maravillosa biblioteca popular que hay aquì... aquí seguimos...

Sobre el comentario, jaja, no creo ser un ejemplo de nada... a lo largo de nuestro país hay gente haciendo cosas mucho más ejemplares... yo solo pretendo acompañarlas o imitarlas con mis palabras y las ocurrencias que tenemos con los amigos. Pero sí, lo hago con mucho convencimiento de que tenemos por delante la tarea de volver a la palabra, de que la palabra vuelva a estar entre la gente, y sobre todo, que los que trabajamos con la palabra estemos CON la gente. Nos hemos acostumbrado a dejar que otros tengan la palabra: los políticos, los artistas, los intelectuales, los sacerdotes... Y nosotros?? Tenemos tantas cosas para decir y nos cuesta otro tanto. Venimos de décadas de maltrato, de silenciamiento, de palabras que se compran y se venden. Yo busco esas palabras castigadas, que a veces son tristes, o furiosas, o enamoradas; y cuando las encuentro las comparto en forma de poemas o canciones.

Y mi pueblo... mi pueblo es como cualquier pueblo chico, con sus esperanzas y sus puteríos, sus postergaciones y su maravillosa solidaridad de pueblo. Hay algo especial aquí por el movimiento cultural que se generó entre los 80 y 90, cuyo resultado más sobresaliente es el Encuentro Cultural de San Antonio de Arredondo, un encuentro que no está condicionado por el dinero, ni las estrellas, ni los sponsors, sino que se hace a partir del trabajo comunitario de gente de todo el país. Pero esto puede suceder en cualquier pueblo donde haya gente con ganas de trabajar al lado del otro, sin mezquindad y sin protagonismos.

E.V.: Hermano querido, hablando de artistas populares… ¿Qué opinión tenes sobre la hermosa labor que hace y nace “Monchi” Navarro (entre otros hermanos de la cultura) con la Orquesta Comunitaria Padre Angelellli, en La Rioja?

M. I.: Lo que hace el Monchi con la Orquesta Angelelli se corresponde con lo que Monchi canta y es lo que a mi entender define a un auténtico músico popular: la coherencia entre lo que se canta y lo que se es, y una apuesta que supera al hecho de hacer música bella para la gente, que es hacer música “con” la gente. Crear y sostener una orquesta de los humildes allí donde las orquestas no llegan es en sí un acto profundamente revolucionario, poderosamente transformador. Monchi es nieto de Ramón Navarro, el cantautor más trascendente de la Rioja en las últimas décadas; sin embargo El Monchi siendo un trabajador de la música no “chorea” con el apellido, algo que es habitual en el mercado de la cultura, sino que elige, a mi criterio, el camino correcto: el de jugarse por lo que cree, que es hacer la canción con todos, como soñaba Tejada Gómez. Él es uno de los tantos jóvenes de nuestro país, artista talentoso, que no busca el aplauso y el éxito para el “yo”, sino que se dedica a cantar y celebrar el “nosotros”, apostando a lo comunitario.

E.V.: Nos emocionan tus palabras, pensamos lo mismo de “Mochi”. Fuimos con “El Viento” a la Rioja y Monchi y su familia nos abrieron su corazón de río, estaba Ramón Navarro y cantó y compartió sabia humildad, cosa que le falta a muchos. Volviendo a vos ¿te interesa venir a San Luis a convidarnos tus trabajos? Suponemos que si… ¿Si estamos acertados… que expectativa tienes sobre nuestra provincia “culturalmente hablando”, conoces la obra de algunos de nuestros poetas, como te gustaría que armáramos el encuentro?

M. I.: Ja ja, me interesa ir a todos lados donde haya gente con ganas de escuchar y compartir poesía. San Luis es la puerta de entrada a cuyo, la región que ha sabido dar continuidad a una tradición de poesía abrazada a la canción, donde los viejos cantan con el corazón en la mano, como escuché decir una vez. La obra de Antonio Esteban Agüero es trascendental, me siento muy identificado con él porque tiene un modo de escribir para decir, más que para leer. Me fascinan los poetas que nos proponen que la poesía no se muera en la imprenta.

E.V.: ¿Si tuvieras que escribir una “declaración jurada”, un “testimonio” de qué es la poesía, que les convidarías a los lectores y lectoras de “El Viento”?

M. I.: La poesía está en todos lados, en las cosas más simples y en las más retorcidas o trágicas. Los poetas somos simples intermediarios entre el pueblo y la poesía, colaboramos en que la gente pueda percibirla y hacer nuestro paso por este mundo un poco más bello. Creo que se equivocan aquellos que piensan que la poesía es el arte de embellecer el idioma a través de la manipulación de complejos recursos, esa perspectiva no ha hecho otra cosa que alejar la poesía de la realidad y de la gente, convirtiéndola en una cosa aburrida que se muere en la vidriera de una librería o en un bar de las élites artísticas. Creo que la canción es, en nuestros días, uno de los vehículos más potentes de la poesía. Aunque también veo un resurgimiento muy interesante de narradores y decidores, sin duda alguna, por esta necesidad cada vez más urgente de volver a la palabra original.

E.V.: ¿Cómo se puede cambiar el mundo?

M. I.: Con poesía y canciones se puede cambiar el mundo, pero sería iluso, soberbio y a la vez inocente pensar que sólo con eso se produciría el cambio. Los artistas solemos pecar de esa lectura parcial de la realidad donde creemos que nuestras creaciones son omnipotentes e invencibles porque tienen acogida en la gente o llegan a conocerse en lugares distantes... típico de la subcultura del egocentrismo y la adulación en que estamos inmersos. Una poesía, una canción, un cuento pueden invocar a la esperanza, que es un buen arranque para transformar las cosas en un mundo, el resto depende de nuestra predisposición para trabajar humildemente junto al que piensa como uno, pero también junto al otro, al diferente. Aprendiendo permanentemente, con un ejercicio de tolerancia y respeto, dando lugar y oportunidades a los jóvenes, que son la punta del cambio. Hoy hay una vuelta de muchos jóvenes a los partidos políticos, pero personalmente no creo en los partidos políticos como motor del cambio porque ellos repiten todos los vicios del sistema... el sistema capitalista está en su matriz y el poder que ellos buscan huele a podrido. Definitivamente no creo en los partidos, pero creo en la buena voluntad de la gente, eso sí que genera grandes cambios. Yo simplemente acompaño esa buena voluntad con lo que escribo y digo, tratando de dar testimonio de ella.

E.V.: ¿Aparte de tu labor de poeta, actualmente estas realizando otra actividad relacionada con lo cultural y “con la búsqueda del mango diario”?

M. I.: ¡No conozco poeta que no lo haga! ¡No conozco poeta que viva de ser poeta! Además sería muy aburrido y hasta antisocial. Creo que los trabajadores de la palabra deben ser, ante todo, trabajadores y estar vinculados con ese mundo, donde se develan las contradicciones sociales. La poesía fue siempre mi actividad, desde adolescente, cuando era estudiante y lavacopas en un restaurante. Siguió siendo cuando fui mozo, jardinero, pintor, preventista, redactor, artesano, antropólogo, docente. Y lo sigue siendo. En los más directamente relacionado al trabajo de la palabra, además de publicar libros y dar talleres de composición vinculada al cancionero y a la poesía latinoamericana, también trabajo con compañeros músicos haciendo espectáculos integrales, componiendo, buscando quien te grabe, ya que los derechos de autor son hoy por hoy los ingresos más concretos en cuanto a la palabra.

E.V.: Seguro, si repensamos la historia de poetas, siempre hubo en toda época una “conciencia revolucionaria” de parte de quienes escriben poesía, una “conciencia de oficio, de trabajo”. Parece que pican, que pinchan la memoria, desterrando al olvido. Por algo desaparecieron tantos trabajadores de la “palabra” y del “mango diario”, por dar unos nombres de argentina en época de dictadura militar: Dardo Dorronzoro (herrero); Roberto Santoro (Editor, pintor de brocha gorda, preceptor), Paco Urondo (periodista) etc.… lista interminable de “nomeolvides”. También en argentina en época de “democracia” hay poetas que están físicamente, pero son “desparecidos” por el sistema que promueve la cultura… ¿Puede ser, y si es así a qué se debe esto?

M. I.: No estoy tan de acuerdo con esa afirmación y me parece que hablar “desaparecidos” para referirse a los poetas invisibilizados nos pone cerca del discurso de los artistas pequeño burgueses que se creen silenciados porque “el pueblo no nos escucha” o porque “la gente sólo consume mierda”. En nuestro país “desaparecido” es una palabra con mucha carga histórica y social, debemos usarla con el cuidado que dicha carga exige. Sobre la invisibilización de los poetas me laten dos cuestiones sobre la poesía autodenominada “revolucionaria”. La primera tiene que ver con lo que el sistema capitalista legitima y nos ofrece como cultura, que no es otra cosa que expresiones devenidas en mercancía, donde no todas son “mierda”, pero sí distribuidas sólo como artículos de consumo. En este marco la poesía “no vende”, de hecho ya ni parece peligrosa a los ojos del poder porque buena parte de la producción actual roza con el hermetismo o el panfleto. Y aquí la segunda cuestión: veo actualmente numerosos cantores y poetas que le hablan a la gente como repasando el manifiesto comunista o un decreto de reforma agraria, como si el pueblo fuera bobo y tuviera que mamar teoría política para estar en condiciones de apreciar la belleza de la poesía. Esto me molesta mucho porque es un modo de subestimar la sensibilidad popular... y si parto de subestimar es lógico que no escuchen mi poesía. No hace falta nombrar al Che Guevara, creo que es más eficaz convocar a la simpleza. “Gente necesaria” de Hamlet Lima Quintana o “Primera soledad” de Tejada Gómez son poemas poderosamente revolucionarios porque sencillamente nos generan ganas de hacer algo bueno con los demás. El tema es largo y hay otras cuestiones, como reducir la poesía al libro, marginando la oralidad. O la falta de contacto de los poetas con los barrios y los pueblos por creer que nuestra palabra es superior. O los guetos culturales. Siempre discuto estos temas porque me parece que nuestro rol no es hablar por los que no pueden, sino hablar y cantar con ellos, tratando que la palabra vuelva allí donde fue arrebatada por años de maltrato y despojo, sea la plaza de un barrio o el teatro de una ciudad.

E.V.: Nosotros tenemos un lema parecido al que nos planteas, es, por si sirve: “La cultura respira con la gente en la calle, por eso “El Viento”. ¿Nos podrías contar como vivís la situación política del país y el mundo?

M. I.: Las vivo informándome permanentemente, siempre buscando canales alternativos a los grandes medios, porque los grandes manipulan todo de acuerdo a sus intereses, siempre mezquinos. No podemos hacer poesía, ni novela, ni canciones auténticas si estamos desinformados de las situaciones y conflictos del mundo que nos rodea. La poesía panfletaria, por lo general, peca de desinformada: repite clises que logran el aplauso fácil, pero se quedan nomás en la denuncia, en el enojo, en la frustración. Prefiero los poetas y cantores que proponen transformar la realidad, que nos dicen que un mundo mejor es posible, no por receta revolucionaria sino porque ellos mismos ejercen ese mundo mejor en su cotidianeidad y el modo de llevar adelante su trabajo. En su mayoría son poetas cantores los que conozco, como José Luis Aguirre en Córdoba, por ejemplo. La situación política del país es muy compleja. Ahora pareciera que o sos kirchnerista o sos antikirchnerista, como si la realidad y las lecturas del país se redujeran a dos bandos y tenés que estar en alguno. Lamentablemente mucha gente, en especial jóvenes, creen que esa es la realidad. Reconozco que hay más participación política de los jóvenes, pero la lectura de la realidad se ha empobrecido de manera preocupante. La transformación, a mi entender, viene por cambiar el sistema político, económico y cultural que constituye el capitalismo, pero las batallas internas que se están dando en el país son por cambiar el partido político que tiene el poder en el marco de un capitalismo atroz. Sería frívolo que los que vivimos del bolsón social y vimos comer gente en las ollas populares y desalojos y el país que teníamos antes de lo de Kosteki y Santillán no reconozcamos los cambios positivos en los últimos años, pero me asustan mucho algunas cosas, como los movimientos sociales que se vuelven oficialistas o los que apoyan maniobras destituyentes, el auge violento de la derecha, el silencio de muchos “revolucionarios” ante el continuo saqueo de recursos y la destrucción del ambiente, entre otras cosas. Como dice el Tato Iglesias, un cantor popular no debería ser oficialista. Ni tampoco simple opositor, creo yo, sino siempre crítico. Para que la canción o la poesía arrojen luz el artista debe ser esencialmente crítico del tiempo que le toca vivir. Y en lo que toca al país, aplaudo todo lo que se hizo para bienestar de nuestra gente, pero no tranzo con la injusticia, ni con lo pendiente, ni con lo huele a mierda. Fijate que la misma justicia que nos dio alegrías con los juicios a los militares genocidas es la misma que hoy encabeza una maniobra golpista. Nuestra tarea, en este caso, es hacer poemas y canciones que nos ayuden a leer lo que está pasando, a develar antes que a fijar posturas radicales.

E.V.: Ha sido una experiencia maravillosa poder dialogar contigo hermano querido. Esperamos que este trabajo sea publicado en la revista “El Viento” y (por qué no, ya que nos hemos entusiasmando) en un posible libro que estamos pensado hacer, donde entrevistamos a unos veinte jóvenes artistas que han volcado sus vidas a luchar por sus principios, con sus coherencias y sus dudas, sus chinches y alegrías, sus ganas de seguir PRA FRENTE, siempre para adelante, creyendo en la mirada y soñando un mundo mas habitable. Quisiéramos estar siempre en comunión con ustedes y juntarlos a todos y todas en un posible encuentro este año en el mes de agosto, en conmemoración de los 16 años de vida de la revista. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!

M. I.; Gracias a ustedes por reafirmar que la palabra no es un pasatiempo sino un oficio necesario, como el del albañil o el del médico.
Vamos con El Viento...
Nota: Luis Vilchez


Vecino de Mayu Sumaj e integra el recientemente...
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POESÍA DE MAXI IBÁÑEZ

EL ABRAZO

a Estela y Guido

Una abuela se abraza a su nieto y parece
que todo duele menos y es posible el milagro
alas inagotables penetrando en el cielo
son los brazos de ella cuando lo están tomando
él llena plenamente el regazo incompleto
y la infamia no encuentra lugar en ningún lado

Una abuela se abraza a su nieto alumbrado
por mujeres que encuentran para seguir buscando
llorisquea rastreando las formas familiares
en ese rostro nuevo anidando en sus manos
que a la madre, que al padre, que a nosotros, que a todos
pero él es parecido a la esperanza andando

Ella besa su frente como a un recién nacido
pues su tez ya madura tiene aroma a placenta
lo arropa con palabras de libertad y sueños
lo mira con los ojos sencillos de una abuela
y se pone a tejerle, como los escarpines
una patria abrigada que le cure la ausencia

Una abuela se abraza a su nieto y desmienten
al amor envasado por los falsos profetas
se queman las perversas revistas en los kioscos
el rapaz noticiero se muerde y se envenena
cuando canta en el piano la memoria triunfante
no hay cruz ni editoriales que encandilen la fiesta

Una abuela se abraza a su nieto y aclaran
con su luz restaurada tanta historia revuelta
nos hacen distinguir el polen del oprobio
en el gran torbellino donde todos festejan:
sobre el oportunista con sus lágrimas falsas
va un país muchedumbre con sus lágrimas frescas

Esta abuela ha burlado a la muerte de agosto
este nieto adelanta las flores de septiembre
reverdece la vida derrotando al olvido
y a lo ancho del mapa tanto júbilo crece
todo el pueblo se abraza en la Plaza de Mayo
cuando una abuela abraza a su nieto que vuelve…

MANDAMIENTOS DEL ARTISTA BUSCANDO

Si brotan los colores de sus poros
para enfrentar al gris que tapa el cielo
si pone trazos hasta en la tormenta
si su pincel resiste nuestros días
Usted es un artista, así se ha escrito
que viajará en el circo de la vida.

El canto es el oficio del ensueño
con él besa la luna y otros astros
se asume por la anónima memoria
naciente de las tantas melodías.
Pero si el canto no habla de su pueblo
de Usted cualquier cantor se olvidaría.

La fiesta de los barrios es la murga
ladrona aventurera de las músicas.
Si toma el rumbo bravo de los parches
que llaman al que sufre calle abajo
no quiera hacerse el hippie nostalgioso
la parca marihuana va a atontarlo.

País bajo las luces amarillas
con el telón vejado y harapiento.
País del escenario más jodido
requiere del actor libreto en alto
porque la libertad no sea un doble
y nuestros gobernantes un teatro.

Revuelta de malambo y de polleras
el remolino de los bailarines.
Si abraza las caderas de su tierra
al viento no lo deje desviarse
de andar al salto por entre las piedras
la flor danzante puede lastimarse.

Si sale con la furia a las veredas
y lleva un testamento atragantado
si viene a recitar ese poema
que dice no a la sarna de los vándalos
exija el compromiso del que escucha
y no duerma en la gloria del aplauso.

Si en el camino lo señalan rojo
y para sus parientes es un vago
siempre superará los malos tragos
pues su arte no repite la mentira.
Usted es un artista, así se ha escrito
que viajará en el circo de la vida.

IRA

Si quieres descender satisfecho al infierno
al motín de los diablos que mastican la pólvora
o a cualquier otra forma parecida al suicidio
del barrial desamparo de las calles oscuras
continúa sirviendo a su banquete de puercos
y a su flota de barcos de papel color dólar
que aquí me quedo rojo aunque el horror me asfixie
pero ya no permito que condenen mis pájaros.

El malón de los yanquis a quien nadie desarma
haciendo honor y gloria al parkinson atómico
viene de torbellino con su brutal costumbre
de enturbiar el espacio entre pluma y gramilla.
Con las babas a chorros sus leyes mercaderes
promocionan en créditos su hiel antiamazónica
cual secta del oprobio en estado de trance
finaciero, golpista, petrolero y satánico
envueltos en la máscara de un dios polietileno
mientras queman de a una las hojas de la biblia.

Ya no sé a quien pretenden vender las estrellitas
sus espejos colonos, su discurso de huesos
porque se tambalean los puestos del sarcasmo
y el tablón que sostiene su feria de la muerte.

Ya se funden los hielos de la opresión mestiza
y avalanzan torrentes a arrasar con la injuria
no hay presas ni picanas que detengan al sueño
tan puro como el agua milenaria en la altura.

Me sumo visceral a este pleito del mundo
desgarganto la bronca para frenar las balas
no me guardo por caspa los pelos en la lengua
y salgo a repudiar su imperial vedettismo.
No caben en mis uñas las ganas del desquite
no me sientan las garras ni los asesinatos
mucho menos su gula hablando de justicia
con aires de global silicona mediática.

Porque aún creo en la luz apuesto a la consigna
de aferrarse a las alas quebradizas del ángel
ungido con el verde sentencia de los árboles
que por tramar la vida fue carbón y destierro
y hoy vuelve con la flecha musical y certera
bajo el sonido bárbaro del tambor de los pueblos
con la torcaz plegaria para que cese el fuego
cuando un niño sonría y nos diga
esperanza.

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