11 de mayo de 2015

Luis Vilchez - Poesía Periodística (Parte 1) - Dardo Sebastián Dorronzoro: El Poeta Herrero

Poema Dedicado a Dardo Dorronzoro

Tus ojos


No son solo dos pupilas diminutas

marrones ósculos testigos de mi desnudes

y de tus historias con ollas abundantes


no son solo un candoroso indicador de amares

que conduce a un mar profundo de besos baboseados


no somos solo dos: nosotros y los otros

acurrucados a una cama

acariciando tu mirada


tus ojos -corazón- son nuestros ojos

son los que lloran porque no hay trabajo

son nuestro pueblo desesperanzado

son los que brillan cuando marchan 

o los que agitan memoria protestando al olvido


tus ojos -aguerridos- 

los que abrazan la poesía 

y que escriben canciones de amor 

para mis ojos


tus ojos -los que no se prostituyen con desesperanza-

los que miran el futuro con amor

los que ríen con los ojos de alegres alienados

los que lloran con los ojos de los tristes cuerdos 

          

tus ojos -muchachita- son más que un órgano de la visión 

una vesícula -una cámara cerrada-

o esa transparencia que da acceso a la luz de las miradas


tus ojos -amorosos- 

dos sensibles retinas dispuestas a abrazar la luz

una forma de la imagen del amor

nosotros -con tus ojos- somos lágrimas 

llorando en un romántico café de enamorados 


tus ojos -los que ríen cuando lloran-

los que caen y se levantan

los que lloran cuando ríen o viceverso 


y yo en este desesperado oficio de poeta

juego a que tus ojos no me olvidarán jamás

pensando que siempre me miran amorosos


y en esta triste ciudad manipulada

por los crueles villanos del olvido

me voy acariciando la belleza

de una paloma que me ofrece libertad

y un girasol que alumbra esta poesía

donde descansa la desnudes 

de tu mirada otoñal

Texto extraído del libro "Poemas de amor para una olla vacía", Luis Vilchez, Ediciones "Madera y verso", año 2008 


Ya van 39 años del golpe militar en la República Argentina, un 24 de marzo de 1976. Les convidamos a Dardo Sebastián Dorronzoro. Pensamos que en su vida y en su obra, se reflejan las memorias de tantos poetas de nuestra historia que lucharon por un mundo mejor.



Dorronzoro nació en San Andrés de Giles en 1913, provincia de Buenos Aires, Argentina, en el seno de una numerosa familia socialista que termina instalándose en Luján a causa de las presiones por sus ideas políticas. De oficio herrero, trabajaba en su taller todas las mañanas y por la tarde se dedicaba a la poesía. Formador de jóvenes y amante de la vida. Inmenso enemigo del régimen era aquel hombre de 63 años que tenía la pava siempre lista, la puerta abierta y los versos ardientes. (Como el poeta Pablo Melto, a quien mencionamos en la primera columna de Poesía Periodística).

En el año 2010, formó parte del Libro “Las Hojas”.

Compilación de Testimonios, notas, poemas, cuentos, crónicas varias, de escritores de la década del 60 y 70 que publicaron en la Editorial Papeles de Buenos Aires, Ediciones La Pluma y La Palabra dirigida por el poeta Roberto Santoro y escritores que han publicado en la Revista Cultural Latinoamericana (Guturalmente hablando) El Viento dirigida por la escritora Mónica Algarbe y quien suscribe. Año 2010. Décimo segundo libro de la Colección Libros de la Calle. Juana Koslay, San Luis, Argentina. Ver más haciendo clic acá.

A pesar de las amenazas, de las listas negras pegadas en la noche encubridora de la ciudad como oscura advertencia, de su primera desaparición, de la destrucción de parte de sus libros, Dardito eligió quedarse. No era ignorante del riesgo ni de la brutalidad de los enemigos, sabía que las palabras verdaderas, aquellas que se transforman en banderas de los oprimidos, son un peligro real para los hacedores de injusticias. Sus vecinos, la familia Monzón, aún recuerdan esa noche de marzo, cuando irrumpieron en el barrio: “La madrugada que se llevaron a Dardo por primera vez sentimos terror; por la ventana vimos a los tipos encapuchados, a Nelly (su compañera) la dejaron con la cara cubierta; nosotros entramos después de un rato largo y Nelly estaba sentada con la capucha en la mano llorando, las paredes y la vereda escritas. (...) Dardo apareció al tiempo, por el lado de Junín y nos contó que les hacían simulacros de fusilamiento y que les decían que se tenían que ir del país”. Los versos encontrados por su compañera en la máquina de escribir de Dardo, luego de su segunda desaparición forzada, constatan que preveía lo que se cernía sobre sus vidas: “Desde hace tiempo siento la amenaza/ de ese viento sobre/ la luz de mi lámpara, sobre esa luz que apenas/ me alcanza para no perderme/ entre las garras del mundo, entre los dientes/ de esa inmensa muchedumbre de los lobos en la sombra”.

Fue secuestrado el 25 de junio de 1976, pero había sido secuestrado anteriormente en su casa situada en el barrio La Loma de Luján. A principios de marzo de 1976 actuaba en la zona una brigada denominada Bruno Genta, conformada por personal del Regimiento 6 de Infantería del área 115 de Mercedes. La brigada había amenazado primero y secuestrado después a una decena de militantes lujanenses. Fue secuestrado el mismo mes que desaparecían Francisco Urondo y Miguel Ángel Bustos.

Dardo, n poeta comprometido con su pueblo, con la palabra. Referente para quienes nacemos la Revista Cultural Latinoamericana (Guturalmente hablando) El Viento, en Juana Koslay, San Luis, Argentina (www.revistaculturalelviento.blogspot.com.ar). No fue un poeta de café, de té o círculos cerrados. Es un poeta de la lucha y el trabajo que dijo que “sobre su tumba verán florecer un puño”. Y así fue. Hoy varios seguimos su camino… al menos en intento.

“Hay hombres imprescindibles. Dardo fue uno de esos hombres imprescindibles. ¿Por qué? Porque con su herrería decoró algunos rincones de su ciudad. Porque con su poesía realzó las grietas de su pueblo. Porque su casa, de puertas abiertas, permitió la reunión, el debate y la formación de jóvenes que en los setenta iniciaron su militancia política. Porque Dardo fue un provocador de encuentros”.

Declaración Jurada

No es solamente la luna ni el rocío ni la luz celeste de los pájaros, puede también ser una alpargata vieja, toda agujereada, toda casi muerta después de andar fábricas, andamios o duros y calientes caminos de noviembre. No, no necesariamente todo lo poético debe ser bello.

Yo he visto horribles chicos grises como la tierra comiendo tierra, yo los he visto ahí, con sus andrajos y su mugre, reptando, y los he tocado, acariciando su piel y convertido en ángeles, en mariposas, en viento de septiembre. Porque todo antes de ser poesía debe pasar por mi corazón, darlo vuelta con el grito para arriba, colocarlo para el alba, cara al cielo. Todo debe pasar por mi sangre, por mis huesos, por mi respiración, por el corazón de mi sangre.

Pues yo soy un poeta no un hacedor de versos bonitos. Yo soy un poeta que ama a los que no tienen amor ni pan, a los que se van sin haber llegado, a los que a veces sonríen, a los que a veces sueñan, a los que a veces les crece un fusil en las manos y salen a morir por la vida.

En suma: yo he sido, soy y seré un poeta revolucionario.

Sobre mi tumba verán florecer un puño.

Mientras me Matan

Comenzaron a matarme de a uno hace muchos siglos,

después de a setenta, después de a quinientos,

hay que ver cómo me matan ahora de a miles en cada esquina,

en cada feriado,

cómo fabrican sueldos y galones con los huesos que me quedan,

cómo fabrican calabozos para poner algún rincón de mis pantalones,

y cómo se turnan entre gordo y gordo para

ver de qué ojo muero primero,

pero resulta

que cada vez soy más uno de los otros,

uno de los que nacen y renacen y vuelven a nacer entre los fuegos,

que cada vez tengo más luz, más pájaros, más flores en la puntería,

que cada vez

me soporto más elegantemente entre los fierros y los veranos,

y hay veces que me pregunto -me digo para mí- si ellos

no harían mejor en cambiar de uñas y de cuentas,

de andar de peldaño en peldaño hacia abajo de las luces,

o en comprarse una sangre nueva, una sangre más limpia

para usar en feriados y domingos.

Todas las Mañanas

No me cortarán el viento de los ojos,

yo te digo;

no me cambiarán de azul la torre de los pinos,

ni manejarán palomas con las nubes de mis dedos.

Yo soy todas las mañanas de los hombres, te digo,

todos los inviernos, todos los eneros,

yo soy una sangre perdida en la calle más antigua,

una espuma de llanto y una tos en los jergones;

yo soy para siempre en mi último camino.

El Hombre Libre

Estaban los dos hombres en un calabozo.

—¿Por qué estás preso? —preguntó uno.

—Porque soy libre —contestó el otro.

—¿Y qué es la libertad?

—La libertad no existe, como no existe el hombre. Sólo existe el hombre hambriento y el hombre libre.

—¿Y qué es ser un hombre libre?

—No decir y no hacer lo que los hombres libres quieren que uno diga y haga.

—¿Y si te obligan?

El hombre libre se rió.

—Precisamente —digo—, ahí está la fuerza del hombre libre. Nadie puede obligarlo a decir ni hacer lo que no quiere.

—Sin embargo —dijo el otro, ahora, por ejemplo, te obligan a no estar con la mujer que amas.

—¿Y quién te dijo —contestó el hombre libre— que no estoy con ella?

Fuente

- Llibro Las Hojas, Testimonios. Año 2010, Ediciones libros de la calle, Juana Koslay, San Luis, Argentina.

- Abanico, revista de letras de la Biblioteca Nacional, año 2005.

- Número 27 de la Revista Cultural Latinoamericana (Guturalmente hablando) El Viento, año 2008.

- Carpeta número 28, Una Sangre para el día, de la Editorial Papeles de Buenos Aires, Colección La Pluma y la Palabra, dirigida por el poeta desparecido en la dictadura militar en 1977, Roberto “Toto” Santoro, año 1974.

- Revista Sudestada Nº66-Marzo de 2008.

- escomberoides.blogspot.com.ar

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